VERDADES SUFICIENTES Y NECESARIAS (I)
(Guerra en y sobre Ucrania)
Evidentemente, lo que nos cuentan en los telediarios y en
los programas ad hoc sobre la guerra de Ucrania no es la verdad de lo que pasa.
De entre toda esa información tratamos de entresacar la otra realidad, que nos
permite llegar a la conclusión de que el malo no es tan malo, principalmente porque
el bueno no es tan bueno, y con esa conclusión (y partiendo del desastre que
supone una guerra) a esta otra de la legitimidad de determinadas acciones, sin necesidad de
profundizar mucho, tal como la que se deriva de lo dicho (sabido) a propósito
de los acuerdos de Minks (que no se tenga presente en los medios oficiales ya
es un argumento en sí mismo) y de toda la situación prebélica o, siendo más
exactos, de pre-invasión (puesto que ya existían acciones militares a manos de
los ucranianos en su propio suelo); o como la que se derivaría de una simple
comparación entre el cerco de proximidad ofensiva establecido a Rusia y uno
equivalente realizado a EEUU desde México.
Así es como pasamos de la tesis oficial y principal a
otra subsidiaria y antagónica sobre la que podemos legitimar casi cualquier
acción, dado que además se acompaña de intereses o posicionamientos
geopolíticos que nos resultan interesantes o apuntan a un determinado cambio,
como es el caso de la hipotética vuelta al patrón-oro a través de las sanciones
impuestas a Rusia, gracias al apoyo recibido por gran parte de los países, o de
las economías en sí, dispuestas a garantizar los intercambios en rublos o en
oro, a olvidarse del dólar y a empoderar la economía real sobre materia primas
y bienes tangibles (a pesar de que no partamos de una posición ventajosa sobre
este particular).
Hasta aquí todo bien, dado que, en efecto, hay una clara
situación de extorsión por una parte y de expolio y sumisión de las economías
productoras, por otra. Y dado que, también como consecuencia de lo anterior, el
sistema financista imperante nos está llevando a ese sistema monopolista de la
economía del que finalmente somos todos esclavos.
He dicho “hasta aquí” porque salvado esto, y esa especie
de lucha de opuestos, no sabemos a dónde nos lleva esto, no ya sólo por el
devenir de los acontecimientos sino por lo que pudiera haber detrás y ser un
plan encubierto o escenificado mediante ellos. Sabemos que de una parte está el
globalismo y de otra algo que le ha hecho frente, pero que a la vez le ha
puesto en bandeja la situación de caos que necesita ese globalismo. Si nos
atenemos al reseteo del sistema económico, no acertamos a saber si esto lo
frena (como consecuencia del patrón-oro mencionado) o lo impulsa, como
consecuencia del parón de la economía (inflación y escasez planeada en el
ciberpoligon) al que da lugar, principalmente en Europa, carente de recursos
naturales y de un sector productivo básico. Esto sin tomar en consideración el
nuevo brote chino y lo que implica a efectos de futuros confinamientos y
escasez de manufacturas, ni las repercusiones de la escasez de grano allí donde
resulta esencial. Si hablamos de los niños vulnerables/vulnerados, dicen que
han liberado a no sé cuántos miles, pero lo cierto que esos mismos miles son
los que han sido puestos en bandeja a las mafias.
Respecto al dólar, que su funcionalidad tenía que
desaparecer estaba cantado (y para eso se han encargado de fabricar billones y
billones de dólares sin respaldo), la cuestión podría ser para ellos (en el
sentido que estamos tratando ahora) cómo hacer el tránsito de forma creíble o
asumible entre una forma de riqueza y otra, o cómo hacer la liquidación (la
detonación) y el reparto, o cómo introducir el dinero digital sustitutorio.
Incluso respecto a esto último no están claras las líneas divisorias entre lo
que podríamos llamar unas y otras facciones, esto es, entre las globalistas (a
las que a este respecto le asociamos la marca de la bestia) y las otras, que podríamos
denominar patrióticas, que se vanaglorian de un control cuántico exhaustivo de
los movimientos de capitales fraudulentos a través del QFS (sistema financiero
cuántico) sin reparar demasiado en lo que significa (seguramente por la
información intencionadamente ininteligible, esotérica, fragmentada de ello), esto
es, sin reparar en que no sólo se controla el fraudulento sino el lícito, y con
él todo, anulando en definitiva el dominio propio, la libertad y la privacidad,
tal como pretenden los primeros. Todo ello sin entrar en el detalle de que
llevar la economía a la economía real (y el valor real del capital acumulado) será
mediante la superinflación o adecuación previa de las monedas sin respaldo a
éstas (como el rublo) que sí lo tienen, es decir, sin entrar en el detalle de
que QFS y su moneda digital operará sobre una economía ya de por sí desinflada o desprovista
del carácter pernicioso de la abundancia monetaria.
Dicho más claramente, el QFS es un desarrollo común, como
lo es la inteligencia artificial (IA) sobre la que se soporta (de la que una
hija de Putin es experta), de tal modo que hay que coger una lupa para
distinguir lo que pretenden unos y otros a propósito del mismo dado que en
ambos casos el bloqueo externo de la cuenta bancaria (la posibilidad de acceder
a bienes sin la existencia del metálico) es potestativo. Podríamos decir que
sobre esta parte troncal del QFS tendríamos dos variantes en lucha que muy bien
pueden encarnar la misma cosa aunque se postulen como diferentes, de una parte
la agenda 2030 y de otra NESARA-GESARA (sobre la que ninguna figura relevante
se postula, y sólo existe especulación), que puede ser la expresión de lo mismo
desde un ángulo diferente (o fase de ejecución), y de ahí esa intencionada
indefinición y ausencia de debate o desencuentro. La misma indefinición, por
cierto, a la que nos tienen acostumbrados la clase política, que quieren
diferenciarse pero que (sin un claro pronunciamiento) lo hacen sólo sobre
cuestiones ideológicas y/o manidas y no sobre otras sobre las que podemos
apreciar su verdadero calado o proyección, razón por la cual desconfiamos, dado
que no necesitamos clichés sino verdadera esencialidad. Éste es el caso de la
posición de Vox, por ejemplo, respecto de las vacunas, por la que te das cuenta
de que no existe esa esencialidad (de los partidos globalistas ni hablemos), lo
que te hace pensar que alguna cuestión compartida es vista de idéntica forma
sólo en apariencia debido a esa (misma falta de) esencialidad.
En efecto, el desarrollo del QFS (los acuerdo de Basilea
3 y 4) no es el principal punto de desencuentro (si es que lo hay) o algo en lo
que se pueda materializar éste para Putin o para los líderes de occidente, lo
que demuestra que no lo es para las distintas facciones que están detrás de
ellos. Para las distintas facciones, QFS o la moneda digital no representa un
problema o un dilema, tal como ocurre con la cuota de poder alcanzada o
conservada en el tránsito. En el caso de occidente, sabemos bien de las mafias
que representa ese poder, sabemos igualmente de la existencia de una mafia
rusa, sabemos de la entente de Putin con esa mafia. Todo parecería indicar que
esas mafias, que básicamente son las mismas familias, están de acuerdo en lo
principal, en hacer del mundo algo más manejable, rentable, etc., y que todo lo
demás es sólo parte de la operativa, de la que podría formar parte esta guerra ucraniana, el encierro en Shanghái, y cualquier elemento de depresión que
quieran activar, a pesar de la aparente discordia y desconexión entre eventos.
Dos movimientos que en oposición llevan a un mismo lugar, como el eje de una
rueda en rotación o como los pedales de una bici guiada por un único manillar. Ése
ha sido desde siempre el resultado de la lucha de opuestos. El conflicto entre
bloques es, de este modo, un conflicto programable en el tiempo, una bomba de
relojería que sólo espera su mejor momento para la activación. No hay nada en
la forma de proceder de las élites que nos invite a descartar esto
rotundamente. Tendrán que ser, por tanto, argumentos de otra índole los que nos
permitan pensar lo contrario. Continuará…