Un poco de física
Podría pensarse que la física no
tiene lugar aquí que introducirla aquí representa un giro de 180º, pero lo
cierto es que no. La física lo ocupa todo o casi todo. Eso es lo que ocupa la
física que sólo quiere ser física. Hay una física que incluso quiere ser algo
más que física, que conecta con todas las cosas. Ésa es la física que me
interesa, la que puede dar cuenta de la esencialidad de las cosas, de nosotros
y del universo como una misma cosa. Desde esa esencialidad todo es más
sencillo. La física que yo trabajo trata de recuperar una verdad que se nos ha
pasado por alto. Con esa verdad todo es más sencillo. Esa física es
necesariamente una física humanista, consciente de la dimensión o la naturaleza
del ser, esto es, del observador físico, consciente de la dimensión accidental
del mundo observado, y consciente del -sin embargo- acto trascendente de la observación
o experimentación. La sociedad inversa
está en esa encrucijada. No voy a desarrollar aquí y ahora las implicaciones
filosóficas de esto que ya, por otra parte, tengo analizadas en otros trabajos
y que seguro tendré oportunidad de elevar algún día, sólo presentar lo que a mi
entender es un resultado aséptico o libre de interpretaciones, que es resultado
de un marco teórico que poco a poco iré formulando. Tampoco voy a desarrollar aquí
ese resultado que escapa de las pretensiones de estas comunicaciones que, no
obstante, los lectores interesados y conocedores, esto es, aquellos entre todos
los lectores capaces de interpretar pueden encontrar en https://vixra.org/abs/2003.0001, pudiendo
incluso validar o visibilizar si se encuentran en posición de hacerlo, dado que
esto que propongo está todavía lejos de tener el reconocimiento. Sólo decir, de
forma genérica, que habla de qué tienen de igual las partículas elementales, y qué
de diferente, y de cómo toda la materia no es sino una fase distinta de una
misma cosa. Eso ya, cuando menos, nos permite soñar.
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