REALIDAD SOCIAL
En lo que va de relato he introducido la
situación de nuestro modelo social y he establecido, en dos partes, un esquema
de funcionamiento de nuestro sistema económico.
Es momento de particularizar ese
funcionamiento mediante la realidad, o las realidades de las que se acompañan,
y de poner de relieve el grado de indefensión y de respuesta, en un sentido
global… Será en otro bloque donde se detalle esa respuesta, posible y real, y
toda clase de posibilidades.
Hay que decir varias cosas:
1º Todas las transformaciones sociales que he citado
están pensadas para optimizar la inversiones, focalizarlas, disminuir el gasto,
etc., algunas de ellas incluso les cuesta al Capital cantidades importantes de
dinero que no les importa pagar con tal de alcanzar los objetivos, los de
llegar al diseño social que les interesa, incluso a muy largo plazo. Sin fecha,
cuando lo permitan los acontecimientos. Una ley, hoy imposible, mañana será
plausible, pasado, real.
2º El Capital no está preocupado por lo que cobran los
pensionistas, consecuencia de las cotizaciones pasadas, sino por la contención
de las cotizaciones actuales, y eso lo tiene conseguido mediante los salarios
(reforma laboral).En cierto sentido, el todavía aceptable poder adquisitivo de
los jubilados les viene bien para mantener el consumo y enmascarar la realidad
que subyace. Incluso una subida de las pensiones les puede venir bien si lleva
aparejado un detrimento de determinadas partidas sociales en las que ellos
tienen negocio.
Otra cosa es la enajenación de los
bienes inmuebles por calamidad económica derivada de la merma de las pensiones,
como parte de ese negocio, que ya incluso se está barajando o
instrumentalizando fiscalmente para camuflar la realidad, para postergarla
mediante ese autocrédito a cargo de la futura enajenación. Estos serían los
fondos buitres, o su equivalente, actuando sobre las propiedades, y no sobre
los alquileres.
Donde vemos, además, que tanto el éxito
como el fracaso llevan aparejada una oportunidad de negocio.
3º A propósito de esos negocios, con pleno empleo el
Capital prefiere (ha preferido) que los servicios los pague el Estado, pero con
la tendencia actual, aunque eventualmente le pueda representar costes, prefiere
asociar estos servicios (que de otra parte pueden gestionar él mismo) a la
ocupación (que luego será la que sea), y dejar en precario al resto de la
población. Es una cuestión de números.
Vemos que la bipolarización de la que
hemos hablado, que es dividir a la sociedad entre los que tienen y los que no,
es tanto como crear un mini-Estado, dentro del Estado, que surte de todos los
servicios a los que pertenecen a él (público y privado: dos sociedades). Sobre
todo cuando la cantidad y calidad de esos servicios crece y crecerá
exponencialmente, lo que obliga, les obliga, a establecer un cortafuegos.
4º Normalmente, las medidas que toman los gobiernos
utilizan la realidad como argumento. Así, por ejemplo, las
tomadas en la crisis (reforma laboral), se justificaban por el paro, el aumento
de la prima de riesgo, el descenso de las inversiones extranjeras, y se
presentaban como necesarias.
Una realidad que puede estar
incluso provocada por el Capital. Así, por ejemplo, el BCE no compró deuda
hasta que no se alcanzaron los objetivos, esto es, las modificaciones
legislativas, y hasta dejar patente, como otro objetivo más, nuestra
vulnerabilidad, la que siempre tiene el prestatario.
Una realidad que puede ser tan
aplastante como que no hay dinero y que éste no sale debajo de las piedras, en
un mundo en el que por mor de la globalización, esto es, la deslocalización, el
dinero está donde el dinero quiere. Es esta deslocalización la que les da el
poder político: el de constituirse como la nación virtual más influyente. Ésa
es la verdadera realidad.
Una realidad que puede ser
sobrevenida, como el incremento de la prima de riesgo (ya mencionada), o una
insospechada subida del nivel de vida, que haga el mismo efecto sobre toda la
economía que la reforma sobre los salarios. Fenómeno que ya pasó en España con
el boom económico de los años sesenta, y que podría volver a ocurrir, por
cuanto existe un poder económico que determina qué es lo mejor para el dinero o
para alcanzar su modelo (y que se dará sí o sí con la última Reforma de las
pensiones)
Una realidad que es nuestra
realidad, la de que somos cada vez más longevos y la de que, acompañado a
cualquier otro, está el problema sistémico endógeno de la esperanza de vida y
la superpoblación, de difícil sostenimiento económico con el modelo actual.
En definitiva, junto a alguna realidad
que es verdaderamente consustancial a nosotros mismos, y a nuestro momento
evolutivo como especie, existe toda una suerte de realidades que son
circunstancias introducidas por el propio sistema, y que el sistema presenta
como ese conjunto de eventos que no parten de un actor concreto sino de su
propia dinámica, por lo que no cabe reproche alguno, ni otra acción que la
acomodación o la resignación.
Realidades que para unos se presentan
como la cuartada perfecta.
5º Dicho esto, hay quien fía todo al incremento
de las pensiones vía impuestos y hay quien lo fía a un hipotético incremento de
la población activa o incluso de la población propiamente dicha (solución que
me recuerda a la planteada por los negocios piramidales y el engaño que esconde
su progresión geométrica).
De acuerdo con todo lo anterior, ni el
problema se va a solucionar con un incremento de la ocupación por doquier, que
no se va a producir (ya hemos visto por qué), ni se va a solucionar con un
paupérrimo incremento de las pensiones. Incremento que, aunque paupérrimo, no
vamos a poder sufragar (mantener en el tiempo), dado que además, poco a poco,
las futuras pensiones no sólo se verán mermadas por la proporcionalidad entre
activos y pasivos sino –como sabemos– por la contribución real de esos activos.
La cuestión de las pensiones es sólo una
cara del problema, pero una cara que sirve para dimensionarlo porque frente a
otras cuestiones menos visibles (la de la ocupabilidad), que se enmascaran, se
ocultan, se niegan, éste tiene reconocida una evolución, y un plazo de entrega.
El deterioro de las pensiones se puede
cuantificar, y se puede cuantificar que hemos retrocedido veinte años, el
deterioro de los salarios se puede cuantificar, y se puede cuantificar que
hemos retrocedido veinte años. Pues bien, la clase media ha retrocedido veinte
años también, y sufrido un deterioro que se puede cuantificar, que
viene representado por la pérdida de su capacidad adquisitiva y por el aumento
de la distancia entre ella y el eslabón siguiente, el mismo aumento de
distancia que ha hecho que los candidatos a clase media se tengan que ir fuera
de España o algo peor.
La cuestión es que las mismas
herramientas que se han presentado para desarticular este deterioro de veinte
años, son las que se tienen para desarticular el deterioro de
los siguientes veinte años (esto es, ninguna), con la particularidad de que ese
segundo deterioro va más rápido, y el tercero más aún.
No hay herramientas porque se vive al
día, a lo urgente, porque hay quien piensa que no es un problema mayor sino
menor, y que por eso hay que dedicarle la atención justa, esto es, la obligada,
o ninguna, y porque hay quien sabe que es así, pero lo quiere así, porque es su
negocio.
No hay herramientas, no hay solución
porque…
6º ...Como dije, hay un punto de inflexión, un cambio en la
naturaleza del movimiento, para convertirse en un movimiento regresivo de
velocidad creciente. Un movimiento como el que haría una bola que sube por una
ladera pero que no llega hasta el final y desciende cada vez más rápidamente
sin que nada la pueda frenar. Y nada lo puede frenar porque ahora más que nunca
en la Historia el Capital domina todas las variables del movimiento.
Con el metaconocimiento tienen el
software y con la robótica, el hardware, y si queremos el dinero como energía,
es decir, las tres cosas que hacen de este sistema tecno-económico algo
parecido a un ser vivo, al que nos podemos referir como “El Hombre del dinero”
El Hombre del dinero es un ser vivo que
se expande y se lo come todo. Uno que tiene el poder político, el económico y
el tecnológico y tiene la capacidad de llevar a la sociedad en una dirección
que a lo mejor no es la que ésta quisiera, dominando, llevándose al paso todo
lo que encuentra, todo lo que somos.
El Hombre del dinero siempre ha
invertido cuándo, cómo, y dónde ha podido obtener una rentabilidad, minimizando
sus gastos. Ahora gran parte de la sociedad es prescindible para ese proceso
inversor, es prescindible como gasto. Como es prescindible como gasto, es
prescindible casi como sociedad, prescinde y seguirá prescindiendo, a no ser
que una fuerza superior le obligue en un sentido contrario, si no, ése será su
movimiento natural hasta el final, sin mirar para atrás.
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Estamos en un punto similar al que
estábamos con el cambio climático hace dos décadas, cuando no nos lo
terminábamos de creer. Ahora que sí lo creemos casi nada ha cambiado, se
sigue desforestando la selva amazónica, y se siguen haciendo todo tipo de
cosas, precisamente por eso, porque quien lo hace lleva su movimiento natural
hasta el final, sin mirar para atrás.
Lo que evidencia que mañana podrán bajar
nuestra altura social sin oposición (sea cual sea) es que hoy las están bajando
sin oposición. Mañana serán más fuertes. No lo necesitan, pero lo serán. Tal o
cual cambio es una cuestión de oportunidad.
A propósito de lo anterior, del cambio
climático, es muy fácil que en lo que queda de siglo se junten las dos
problemáticas, razón de más para que ésta que estamos tratando, que depende
exclusivamente del ser humano, la orientemos, y demos una respuesta, que nos
permita afrontar la cuestión climática con otro espíritu y más posibilidades.
Quiero reseñar que junto a estas dos
cuestiones no he querido meter al tercer mundo, porque si meto al tercer mundo
y su problemática, la cuestión de las materias primas, el agua…, entonces,
resultaríamos desbordados en el análisis.
Tampoco he querido sacar las
pretensiones del Hombre del dinero más allá de las cuestiones meramente
economicistas. Es decir, siendo éstas bien oscuras, no he querido buscar otras
más oscuras. Ni asociar su comportamiento a una respuesta particular a esos
otros problemas que he mencionado, que tenemos ahí como una bomba de relojería.
Y no he querido, porque, siendo tan
claramente lesiva esta especie de subdesarrollo inducido, da igual
verdaderamente cuáles puedan ser los objetivos finales, cuando estamos viendo
ya las consecuencias iniciales.
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