INTRODUCCIÓN
(PRIMERO)
(I) A mí, para empezar, sobre el modelo
económico actual y sus implicaciones sociales se me ocurren cuatro preguntas:
1ª. ¿Es un modelo de proporcionalidad
directa? Es decir, más altura tecnológica implica más altura social.
2ª. ¿Es un modelo que trabaja en la zona
de trabajo más beneficiosa para el sistema y para la sociedad?
3ª. Caso de que no, ¿trabaja en una zona
que nos pueda llevar a un problema sistémico?
4ª. ¿Hay indicios ya de ese problema
sistémico?
Pero antes de responder a estas
preguntas deberíamos ponernos en situación, es decir, ahondar en lo que las
motivan, y caracterizar el sentido de la “altura tecnológica” reseñada en la
pregunta inicial. Justificar su uso.
Y antes de esto, como punto de partida,
circunscribir la altura social de las cuestiones a la del primer mundo, que es
el que nos sirve de referente para el desarrollo.
(Si el test no lo pasa el primer mundo,
qué podremos decir de los otros)
Dicho esto, vemos que ya en la primera
pregunta-cuestión estamos enfrentando la altura social con la forma de
alcanzarla. Son dos cosas distintas:
Los sistemas sociales tienen formas de
trabajo y luego las sociedades pueden ser su resultado fiel, o no serlo.
La cuestión, en realidad, no es extraña… Si nosotros hiciéramos este tipo de análisis sobre el Imperio romano, diríamos que “su desarrollo estuvo fundamentado en la conquista y romanización, en la dominación, pero que el algún momento la ampliación de las fronteras no se tradujo en riqueza para el Imperio”. Aunque en apariencia la sociedad (romana) seguía funcionando igual, en realidad había cambiado su forma de trabajo.
Vemos que entre la causa (el motor de la
riqueza) y el efecto (la riqueza) hay un factor de proporcionalidad, que ha
cambiado de directa a inversa, y otro de retardo:
aunque cese la causa no es inmediato ver el efecto.
Veremos que nuestra realidad, en verdad,
no es muy distinta. A pesar de parecer estar en el TOP de la
evolución social, o tal vez por ello.
(II) A diferencia del romano, nuestro
desarrollo social está basado en el desarrollo tecnológico… Ha pasado o hemos
pasado de sociedad industrial a post-tecnológica, con unas implicaciones
económicas, o, si se quiere, a un modelo económico sobre la base del desarrollo
tecnológico y la información.
Desarrollo tecnológico que se constituye
en un elemento de transformación social (siempre lo ha sido). La romanización
también lo fue. Queda por determinar si nuestro desarrollo social va hacia
la liberación o hacia la dominación (como el
romano), porque se fundamente en esa dominación (como el romano).
Queda por determinar esto porque
derivado de ese carácter dependerá la forma real de ese desarrollo, la altura
social real a la que se puede dar lugar o aspirar. La pregunta a este respecto
sería, al margen de la inevitable pérdida de intimidad por causas tecnológicas,
y reconociendo la liberación (gracias a la tecnología) de determinadas
servidumbres, si no nos está llevando esa tecnología a un futuro ya determinado
y excesivamente calculado en todos los ámbitos sin que podamos tener una
respuesta o capacidad de decisión. O, incluso, si no nos está llevando hacia
formas sociales degradadas.
No confundamos esto con un relato retro
o distópico al uso, aunque tenga sus elementos… La dominación no viene
representada sólo por la estandarización tecnológica o acomodación de nuestras
vidas al hecho tecnológico (datos, móviles, redes...), que también, sino por
cómo el hecho tecnológico se hace modo de vida a través de un pertinente marco
jurídico (y pertinaz), y la inclusión (mediante él) de determinadas condiciones
de dependencia y de subsistencia.
Ejemplo de esto es la modificación de la
relaciones de producción o contractuales habidas en la última reforma laboral por
cuestiones que se derivan, como veremos, de ese estándar tecnológico.
Aquí es donde se establece la conexión
entre tecnología, marco jurídico y dominación,
donde vemos que no es proyección de futuro o distopía sino una realidad
regulada incluso jurídicamente
Esto establece un camino, tal vez de no
retorno. Establece una forma de proceder, tal vez un plan, es decir, una forma
de proceder calculada. Tan calculada que, como dije, no ha dado lugar a
preguntar o preguntarse nadie qué pasó en 2008 (tal como se hizo en el 29), tal
vez porque ya lo sepan sobradamente, y estén conformes.
Al respecto, Herbert Marcuse, en el
hombre unidimensional, escribió:
“La productividad y el crecimiento
potencial de este sistema (tecno-económico) estabilizan la sociedad y contienen
el progreso técnico dentro del marco de la dominación. La razón tecnológica se
ha hecho razón política”.
Y todo ello, como dije, sin respuesta
posible. La secuencia es tan calculada, acelerada e inclusiva (diría
enajenante), que no la tenemos.
Ahora todo está prácticamente
planificado. Todo nuestro futuro está prácticamente determinado por la
tecnología, que determina los aspectos laborales (como ya he indicado) y los
lúdicos de nuestras vidas, y con ello todo nuestro mundo. Sin posibilidad de
escape. Sin ponernos dramáticos, se podría coger secuencias de media docena de
películas de ciencia ficción y saber cómo van a ser nuestras vidas,
precisamente porque no es ciencia ficción. Ciencia ficción era lo de
Julio Verne, ahora es trazar una línea recta entre dos puntos y saber ya todos
los puntos de la línea.
(III) Dicho esto, es el momento de
retomar nuestras preguntas, y, ya sabiendo lo que significa cada cosa, decir,
anticipar, o postular:
Que en nuestro sistema no hay
proporcionalidad directa entre la altura tecnológica y la altura social, y que
no trabaja en la mejor zona, lo que nos puede llevar a un problema sistémico,
del que hay indicios ya.
Si no hay proporcionalidad directa y sí
la hubo, quiere decir que se ha producido un punto de inflexión (esto es
importante), que pone en evidencia el cambio en la forma de trabajo, y, todas
las consecuencias, aunque no sean enteramente visibles por causa del retardo. La
cuestión ahora es determinar ese punto de inflexión, que es la muestra evidente
de la regresión social.
Lo mismo nos da observar el cambio de proporcionalidad entre las dos fases de trabajo y encontrar el punto de inflexión, que encontrar el punto de inflexión y caracterizar luego ese cambio de proporcionalidad. Nosotros vamos a hacer fundamentalmente lo primero.
(SEGUNDO)
Para hacer esto, nosotros vamos a tratar
el sistema económico como un sistema físico, visto desde fuera para observar su
dinámica de funcionamiento.
El sistema físico más elemental que
representa al Sistema económico es una pila de 2 polos (+ -) (dinero/no
dinero), entre los que podemos establecer un flujo, como el que hemos
establecido o podemos establecer en un pequeño circuito eléctrico.
Los parámetros esenciales de esta pila
son el voltaje que da idea de la carga acumulada en uno de sus polos y la
intensidad de corriente que da idea de la carga en movimiento en forma de
flujo, entre ambos polos.
En el caso del sistema económico, los
parámetros esenciales serían la riqueza acumulada en uno de sus polos, y la
riqueza en movimiento en forma de flujo entre ambos polos, en el circuito que
podemos establecer en sociedad.
Podemos igualmente establecer una
analogía entre el circuito y un salto de agua, una cascada. Se ve la analogía
más completa si ponemos el circuito de forma alargada o unifilar.
Algo que comparten los dos modelos, el
de la pila, o eléctrico, y el del salto de agua con el de la realidad que
tratamos de representar (el sistema económico), es que si tenemos las cargas o
el agua arriba y pasan abajo, dejan de estar arriba, es decir, que los sistemas
se agotan.
Esto es algo que le ocurre a una pila
que ponemos por ejemplo en un dispositivo electrónico: la carga pasa abajo y si
originariamente tenía 9 voltios, pues al final ese voltaje decae.
Y esto es lo que ocurre en el sistema
económico. Por decirlo mejor, lo que ocurriría si de forma paralela no
estableciéramos un flujo de vuelta, ascendente, o reflujo que, a medida que la
riqueza baja, haga que suba, y se mantenga el polo superior a su potencial. De
hecho, tal como ocurre en el sistema eléctrico de nuestras casas, donde hay 220
voltios y siempre hay 220 porque existe un generador en la central eléctrica
que a medida que las cargas caen, las va elevando, las va reponiendo,
manteniendo el potencial a ese valor de 220, o al que queramos establecer.
Tratar nuestro sistema social como un
sistema físico es tratarlo de forma aséptica, No tiene otra finalidad ni más
misterio.
La primera verdad aséptica o principio (además
de lo que hemos expresado respecto al agotamiento), es que si no existe
diferencia de potencial entre polos implica que no hay flujo. Es decir, que
nuestro sistema, el de la pila y el económico, está basado en la desigualdad.
Otra cosa es la gestión de la desigualdad, pero, salvado esto, lo cierto es que
si yo tengo, en el caso del sistema eléctrico, los dos polos o los
dos terminales al mismo nivel, no hay movimiento de carga. Y que para que
exista ese movimiento tenemos que elevar potencial, como ya indiqué, dándole
carga. A partir de ahí sí se puede establecer ese flujo.
En el caso del sistema económico
tendríamos que elevar el potencial acumulando riqueza en uno de los polos,
mediante el ahorro o cualquier otro sistema. A partir de ahí, igualmente, si se
puede establecer ese flujo.
Por la física tenemos un cambio
de perspectiva, somos capaces de ver las cosas desde fuera, con cierta lejanía.
Por la física hemos sido capaces de
esquematizar la realidad mediante 2 estados (+ / -) de forma aséptica.
Pero por la física tenemos también la
capacidad o cuando menos la posibilidad de adaptarnos a esa realidad para
explicarla, para ver otra realidad subyacente más amplia (si la hay), y
establecer así un nuevo paradigma.
Eso es la física. Primero la física
de Aristóteles, luego la de Newton, Einstein, y otros, con más posibilidades
cada vez. Esto es inevitable para seguir avanzando.
Tratar nuestro sistema social como un
sistema físico, como un sistema, a secas, es tener igualmente la capacidad de
establecer un nuevo paradigma, o comprender el hecho o la necesidad de tenerlo.
Ya hemos planteado esa necesidad a partir de la existencia del punto de
inflexión.
Para un sistema físico, tener un nuevo
paradigma que explique la realidad es tener un mundo físico distinto, otra
realidad. Pensemos la física cuántica frente a la clásica, es otra
dimensión inventamos un modelo pero descubrimos un mundo. Es decir, el modelo
nos hace visible ese mundo, o esa realidad que estaba ahí.
Para un sistema social, un nuevo
paradigma es necesariamente otra realidad también. Deja de ser paradigma para ser
Estadio social o cultural.
En ambos casos, descubrir la realidad es descubrir nuestras posibilidades de ser. Pero ocurre que mientras que en otras áreas los modelos han evolucionado en sociedad estamos funcionando con el primer esquema, con el primero que hicimos.
Necesitamos un modelo que supere el
conocimiento de la primera percepción que tuvimos del mundo, que
representa una simplificación, una versión mala y pobre de nosotros
mismos, que nos arrastra a un proyecto de sociedad abocado al
fracaso por defecto de diseño, que se agota porque no tiene recursos internos
para afrontar o incluir toda su realidad (toda su exigencia). Se disgrega,
invierte su proporcionalidad, o las dos cosas.
De ahí la necesidad de otro paradigma
bien distinto para los próximos 1000 o 2000 años. Y supuesto, que se ha
invertido la proporcionalidad, la de alcanzarlo ya, o en los próximos 100.
Supuesto que desarrollaré en lo que
sigue.
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