PRESENTACIÓN
Hola a todos. Voy a comenzar una serie de vídeos que formará parte del
material de "La sociedad inversa", que muy bien podría
llamarse “Las cosas en su sitio”.
Voy a lanzar una primera serie de 10 vídeos (5+5 tal vez) que trata un único
tema. Dicho de forma breve exploro y cuestiono la viabilidad de nuestro sistema
social tal como está diseñado. Es decir, sus expectativas como sistema, o la
posibilidad de que caiga, como ya lo hiciera el romano, y otros tantos.
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Contemplar la posibilidad de que caigamos como sistema implica, para
empezar, contemplarnos como sistema. La relación es superior a la de
contemplarnos como sociedad o como mero entramado económico.
Ser parte de un sistema es algo diferente a ser parte del mercado en el que
unos venden y otros compran, unos florecen y otros sucumben bajo sus leyes: las
leyes del mercado; que es como terminamos entendiéndolo todos (entendiéndonos a
nosotros mismos), y como lo entienden la mayoría de los políticos, según se
desprende de lo que dicen y del ámbito de sus preocupaciones.
Abandonar o superar el concepto de sociedad y tomar el concepto de sistema
es inevitable para alcanzar un análisis correcto de las situaciones y de las
soluciones, pero no es fácil, dado que no tenemos creado un verdadero concepto
de sistema asociado a la sociedad: tenemos que construirlo. Y no lo tenemos
porque no ha venido a satisfacer una necesidad inmediata o puntual de nadie:
nos apañamos con otras estructuras menores.
Esto lo hace parecer inútil o superfluo, pero no lo es:
Los economistas en vez de hablar de medidas económicas (contrarias unas a
otras) deberían hablar de esto.
Los políticos en vez de hablar de medidas políticas (contrarias unas a
otras) deberían hablar de esto.
Y los filósofos en vez de hablar, en vez de hablar de nada, deberían hablar
de esto.
Sí que tiene utilidad, la que se deriva de las ideas completas y asépticas,
la de encontrar una razón social de mayor jerarquía. Ideas que dibujarían
nuestra realidad más allá de las opiniones interesadas, que ocultan y
desvirtúan, con un movimiento de zig-zag, la verdadera dinámica de las
sociedades…
Sabemos que existen una serie de condiciones de entorno que apuntan al
agotamiento: la superpoblación, el cambio climático, las materias primas, el
incremento de la esperanza de vida, etc. Con ellas, la cuestión planteada
inicialmente estaría sobradamente justificada, pero más allá de estas
condiciones de entorno, la razón de abordar esto (de expresarlo así) es porque
entiendo que la interpretación correcta de los acontecimientos sociales
actuales escapa de un análisis ordinario, de uno que no los contemple desde esa
perspectiva histórica, la de los grandes cambios…
Estoy hablando de transformación de las superestructuras económicas y de
las deficiencias sistémicas a las que da lugar.
En efecto, frente a las deficiencias sistémicas endógenas, internas nuestras,
podríamos decir, geo-antropológicas, están las deficiencias sistémicas del
sistema económico (que son, las que verdaderamente quiero tratar aquí), que
condicionan el alcance real de las anteriores, y el éxito de desarrollo social,
incluso la pervivencia de nuestra forma de cultura.
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Todo esto se puede decir o plantear en realidad de otra forma, de una más
prosaica. En este caso, atendiendo a esos hechos de la actualidad, que no son
otros que la crisis económica última, la cuestión es saber si esa
crisis es una crisis más, o es algo más que una crisis. (a pesar de su aparente
conclusión o superación).
Todavía se puede decir de otra forma:
¿No nos ha lanzado esta crisis a un nuevo orden social?
Dado que esta crisis ha afectado a la parte meridional de Europa (Grecia,
España), la cuestión sería, si no es esta crisis un ajuste local para ese nuevo
orden (orientado al mismo), a uno que ya tiene establecidos sus fundamentos.
Fundamentos que tendremos que encontrar y destacar.
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Son tres formas de expresarlo porque representan tres aspectos de la misma
cuestión, la cuestión que hay bajo los hechos accidentales asociados a los
mercados, que sin embargo no han dado lugar a un análisis o a una corrección
como la habida tras la crisis del 29. ¿Por qué? Esa es la cuestión. La cuestión
que me lleva, además, a toda una “Crítica de la razón social”