(Lo que sigue está referido al
orden del día de la convocatoriade la III asamblea estatal constituyente, y la propuesta de mínimos de la
que se acompaña, que en entradas posteriores comentaremos.)
Las preguntas iniciales son más que pertinentes: ¿Qué somos? ¿Qué
queremos? ¿Cómo lo tenemos que hacer?, etc. Pero ya eran más que pertinentes en
el primer encuentro y sin embargo obviamos la mayor y nos fuimos a otro debate.
Nos fuimos a otro debate porque habiendo sido planteado un proceso
constituyente como punto de partida se partió de esa idea sin ser tomados en consideración
(principalmente por lo promotores de esa idea) otros cuestionamientos
anteriores, puestos de manifiesto allí mismo y luego en Cádiz.
Algunas de esas cuestiones se
sacan ahora a la palestra, y se sacarán en el futuro en cuanto notemos su
ausencia, en cuanto veamos y nos demos cuenta de que hemos quitado una
estructura sin poner otra o sin reparar en todas sus implicaciones. Es por eso
que tenemos que adelantarnos, que tenemos que analizar seriamente y de forma
metódica cuál es la verdadera
problemática (hacernos las preguntas) y, en consecuencia, en qué radica la
solución y, por tanto, el fundamento de nuestra funcionalidad. Desde el
principio.
La pregunta es, para empezar, si es realmente problemática la actual Constitución,
si lo es toda ella o si es sólo una parte la que resulta perversa, y, en
consecuencia si tenemos que gastar nuestras energías en todo un proceso global (es
inevitable o aconsejable) o podemos particularizarlo para las partes nefastas
del articulado.
En este
sentido podemos decir que con la actual (con su simple desarrollo mediante
leyes) nuestro sistema político puede ser infinitamente más democrático de lo
que es, y que sólo precisaría su corrección, lo que serviría de borrador de una
supuesta nueva Constitución en un estadio final, y permitiría la inclusión de
todo un sector reformista.
La pregunta es si el proceso que adoptemos debe estar basado en la
modificación de ese articulado (que no lo olvidemos es una cuestión
principalmente técnica, y en general pintamos poco ahí) o en el diseño previo de un modelo de sociedad para determinar con
él qué leyes y prácticas son contrarias al mismo.
En este
sentido parece apropiado que puesto que nos tenemos que poner de acuerdo, lo
hagamos en lo fundamental, en las ideas, en las apetencias, que lo demás –su
formalización– vendrá dado.
Además de esto, la necesidad de tomar ese camino (del
modelo social al articulado) y no el contrario parte de dos realidades, una
que la problemática política está empercudida y determinada por toda la
coyuntura –o más que coyuntura– económica, otra, que todo este proceso se da al
margen del marco político vigente o lo supera.
Dicho de otra
forma: hay un imperativo que va más allá del marco político o la decisión
política que hay que contrarrestar y que viene gobernado por la realidad
económica, o, si se quiere, por la realidad a secas (de la que como se ve no
escapa ni los Estados poderosos)
Y de otras dos realidades más: sin un modelo social alternativo definido
estaremos abocados a la alternancia política, sin un modelo estaremos sin una
referencia clara y sin la certeza de que todos estamos en un empeño más o menos
similar, poniéndose de manifiesto cuestiones irreconciliables a la primera de
cambio.
Un ejemplo de
esto lo podemos tener en la concepción u organización del Estado atribuible a
los diferentes partidos (sectores sociales) de la izquierda catalana. La cuestión es si lo
obviamos, si lo resolvemos ahora o más tarde. Otros ejemplos son mucho más
domésticos y ponen de relieve cuánto somos de diferentes unos de otros.
Lo relatado constituye el marco adecuado para hablar de nuestra funcionalidad:
(Primera funcionalidad: final)
Tenemos que ser capaces de decidir, por tanto, qué tipo de estructura
económica y social podemos demandar, esto es, determinar un modelo
económico sostenible y alcanzable desde el actual, y una realidad social practicable:
1º Si esa realidad pretendida no es alcanzable desde ésta nos
estaremos dando contra la pared.
2º Si esa realidad no es alcanzable, será cuestionable, y estaremos
luchando unos contra otros, y dispersaremos las fuerzas.
3º Si esa realidad es cuestionable no seremos capaces de involucrar
al resto de la sociedad, que es la única forma de transformar a las sociedades:
estableciendo un estado de opinión que haga de una demanda algo innegociable.
Ese contagio es la única forma de alcanzar una soberanía popular o una forma de
empoderamiento.
Voy a hacer un poco de pedagogía.
Tenemos una caja y tenemos un globo que no cabe en la caja. Un modelo social
sirve para hacernos comprender que el globo no cabe en la caja sin necesidad de
hacer mil intentos infructuosos (que abren la tapa), y para hacernos comprender
que sólo desinflando un poco el globo lo lograremos. El modelo social es el
globo y lo que hay que hacer con el globo para transformar un sistema en otro,
mediante un repertorio de criterios o elementos de decisión. El globo no es la
caja, pero tiene que cumplir todas sus funciones cuando quitemos ésta.
El modelo social tiene que ser flexible o estructuralmente adaptable.
Esta adaptabilidad precisa olvidarse de esquemas viejos, y de esquemas pretenciosos,
precisa liberarse de esquemas adulterados (igualitarismo imposible), y precisa
liberarse de esquemas inútiles, aquellos que se olvidan de los opuestos o que
los ponen en clara confrontación. Más importante que saber lo que tenemos qué
hacer es saber cómo tenemos que hacer y lo que no podemos hacer.
Esquemas viejos. No se trata de repetir la historia, sacar recetas
del pasado o quitarle el polvo a los emblemas.
Esquemas pretenciosos. No se trata de sustituir a la clase política
o tomar sus decisiones: el mundo es complicado y precisa de profesionales. Se
trata de que esos profesionales hagan su trabajo, hagan lo que le comisionamos
o aquello que claramente supera nuestra esfera de decisión (también tenemos que
protegernos a nosotros de nosotros mismos).
Esquemas adulterados. La soberanía es más soberanía cuanto más se
muestra ésta como eficiente, alcanzando sus objetivos, la cuestión es lograr un
sistema en el que todos podamos decir lo que queramos pero sobre todo uno en el
que tengan la posibilidad de hacerlo aquéllos que quieran aportar algo y que lo
puedan hacer, superando el peso de las mayorías, de forma estructurada y
garante.
Esquemas inútiles. Los que no superen definitivamente la lucha de
clases y no procuren la síntesis histórica.
El modelo social tiene que ser sostenible paso a paso, esto es, ser
capaz de transformar unas estructuras sociales y económicas en otras igualmente
viables.
Todo esfuerzo teórico
o práctico tiene que estar dirigida hacia lo útil y lo posible. Lo útil y
posible, que además responda a la necesidad de un amplio y heterogéneo espectro
de personas disconformes sólo puede venir expresado por unas pocas ideas
elementales y su desarrollo, esto es, por una Teoría social, por una idea clara
de lo que queremos como sociedad.
(Segunda funcionalidad: coyuntural)
Además de esta primera
funcionalidad existen otras que se derivan rápidamente del paradigma actual,
comunes al grupo y a cualquier grupo que quiera contribuir al movimiento
social. Podemos:
*Impulsar la selección de las diferentes propuestas de los partidos
políticos mediante referéndum, esto es, la selección una a una de las mismas, y
la definición consecuente del modelo social pretendido, y su viabilidad,
mediante este mecanismo, superando definitivamente el modelo programático
(léase ideológico).
Los partidos
tendrán que establecer por tanto de forma clara e individualizada sus
propuestas, los límites de las mismas, la prioridad y la viabilidad
(superándose de paso esa tomadura de pelo llamada Presupuestos Generales)
*Promover el establecimiento automático (mediante Liquid feedback u
otro) de las iniciativas legislativas populares (ILP) y/o de una comisión
técnica que impulse leyes populares o comisiones en virtud de la sensibilidad
popular (por ejemplo a los temas de actualidad) y las grandes líneas maestras
del modelo.
*Revitalizar la utilidad y la independencia de los diferentes
organismos de la función pública (la fiscalía del estado y tribunales), esto
es, su despolitización.
*Vetar las malas prácticas, la ocultación, la corrupción, mediante
una ley de trasparencia que favorezca el estudio y el seguimiento de las
distintas acciones políticas y comportamientos.
Se acepta que
las posibilidades de actuar en beneficio propio y de terceros de la clase
política va infinitamente más allá del cobro de sobresueldos (es muy fácil
hacer y muy fácil ocultar), por lo que el comportamiento debe ser y parecer
exquisito y estar sometido sin reacción ni discordia a todos los
cuestionamientos y exámenes. En el entorno político la irregularidad es la
antesala de la corrupción, y como tal hay que tomarla. En este sentido:
La ciudadanía
no tiene por qué esperar a que se dé una vendetta para tener conocimiento de la
trastienda política, y debe tener canales de información de las irregularidades
y análisis rápidos y eficientes a los que esté sometida toda la gestión y los
responsables de la misma.
La ciudadanía
tiene derecho a cuestionarse no sólo el monto sino la procedencia de un
patrimonio antes, durante y después del ejercicio, y a verificar (con el celo
que aplica a cualquier ciudadano con un simple ingreso bancario) que ha sido
alcanzado con la máxima limpieza (la misma que se le exige a un deportista en
el antidoping).
Regular las
formas de contratación y toda la casuística que da lugar a favores y
contraprestaciones encubiertas.
Regular el
traspaso de la ocupación pública a la privada, esto es, el traspaso a un nivel
distinto al que se le puede presuponer de las competencias personales, y que
pueda derivar consiguientemente de algún tipo de servicio prestado o de la
cualificación alcanzada por la carrera política, en lo que se presentaría como
rendimiento personal de dicha carrera. Otra cosa es el empleo de esa
experiencia en el resto de las áreas públicas y la correspondiente compensación
económica en función del reconocimiento social.
En lo que atañe a la
funcionalidad coyuntural, nuestra operativa como grupo debe ser:
1º Delimitar qué cuestiones jurídicas permiten los hechos descritos o son
contrarias al ordenamiento político y social pretendido (derogar y establecer).
2º Impulsar la ilegalidad y/o inconstitucionalidad de todas las
prerrogativas, hechos diferenciales, desmanes políticos y sociales etc.
3º Proponer las pretensiones sociales y los cambios con la misma forma
jurídica o acabado con las que la clase política impone sus criterios, esto es,
diciendo qué es lo que queremos que diga la ley.
4º Llevar a la opinión pública.
(Tercera funcionalidad: instrumental)
Dicho esto, hay que decidir que forma de asamblea o grupos
constituyentes queremos si la que se propone (de barrio, comarca, etc.) o
asambleas constituyentes de ideas (problema-solución-acción) en el marco
teórico citado.
Esto enlaza con la pretendida
soberanía de los pueblos o la forma que esta tiene: la soberanía es más
soberanía cuanto más se muestra ésta como eficiente alcanzando sus objetivos. Y
enlaza con los esquemas pretenciosos y adulterados antes reseñados.
La cuestión es alcanzar un
sistema en el que todos podamos decir lo que queramos pero sobre todo uno en el
que tenga la posibilidad de hacerlo aquél que quiera aportar algo y que lo
puede hacer verdaderamente de forma estructurada y cualificada.
Esto nos pone frente al problema
capital de la fórmula asamblearia y sus posibilidades de éxito, el de la
imposibilidad de dar suficiente cobertura a las diferentes aportaciones y el de
que dando esa cobertura por igual se entremezclen y se pongan en el mismo rango
lo que deben ser líneas maestras de lo que sólo es la expresión del desencanto,
que por un lado frena y por otro enmascara nuestra capacidad o no de diseñar
esas líneas maestras, de atacar el problema aún más esencial (en este sentido
no está mal ideado el “liquid feedback”). Nos pone frente a la necesidad de
establecer mecanismos que permitan establecer un discurso largo allí donde se
precisa (porque no puede ser de otro modo). Nos pone frente a la verdadera utilidad de las asambleas: ser
realmente operativas respecto a las dos funcionalidades primeras, capaces de
armonizar las necesidades actuales con las pretensiones finales y llevar estas
últimas a la forma concreta de las primeras.
Esas asambleas por tanto tienen
que ser suficientemente capacitadas para discriminar todo esto y elaborar
determinados informes-base que sirvan de fuente a otros grupos técnicos y
especializados (economistas, juristas, etc.) que articulen operativas y
acciones.
Esas asambleas tienen que ser
suficientemente capacitadas para determinar qué cosas son malas en sí mismas y
son suprimibles (como las citadas
anteriormente), que cosas son buenas (pertenecen al marco teórico) pero inabordables, qué cosas son malas
(contrarias al marco teórico) pero actualmente irremplazables, y cuáles pertenecen al marco diseñado y son
perfectamente asumibles y
alcanzables, y responden a propuestas concretas o aisladas que ya suponen
solución de algo por sí misma.
Sobre las cuestiones suprimibles
y asumibles alcanzaremos un grado de resistencia de determinados poderes, sobre
las cuestiones inabordables e irremplazables alcanzaremos una resistencia sistémica,
esto es, la oposición de todo el sistema, de la realidad, la inexistencia de
caminos reales para pasar de A a C sin pasar por B, por lo que exige el
planteamiento claro de objetivos y estrategias.
Todo esto conforma el discurso
largo, el desarrollo del marco teórico que dista mucho de parecerse a esa
mezcolanza de agravios y buenas intenciones, arengas victoriosas y populistas
que aparecen en las algunas Web.
Ahora es el momento de recapitular y establecer propuestas y resoluciones.
1º Respecto a la funcionalidad instrumental sólo cabe
promover grupos dedicados al estudio o viabilidad de los diferentes caminos de
transformación entre la situación actual y la pretendida o dispuesta por el
marco teórico aceptado, y a la recepción de propuestas o planteamientos
teóricos en este sentido.
2º Respecto a la funcionalidad coyuntural sólo cabe
promover grupos dedicados a establecer qué cuestiones son actualmente suprimibles
y asumibles y elaborar una verdadera operativa encaminada a la determinación de
todas las leyes o hechos denunciables, y su delegación a grupos técnicos, para
lo que cabría establecer estrategias de comunicación y de decisión en el grupo
y entre grupos.
3º Respecto a la funcionalidad final, desde aquí se
propone la aprobación del modelo propuesto en LaSociedadInversa.com, es decir,
la aprobación de la necesidad de un modelo teórico como base estructural del
movimiento social (columna vertebral) y la aprobación para estudio del modelo
propuesto que dé lugar a un debate destinado a determinar si cumple con las
expectativas del movimiento social o si encuentra útiles los planteamientos
para alcanzarlas. Ni que decir tiene que es ésta la funcionalidad que establece
un hecho diferencial respecto a la situación actual y la que puede llevarnos a
otro paradigma.
La sociedad
inversa diseña una sociedad del conocimiento y el bienestar perfectamente
sostenible, pero esa sociedad se alcanza con trasformaciones paso a paso y en
una secuencia determinada que permiten hacerla sostenible en todo momento desde
los conceptos de ocupación, riqueza, y crecimiento actuales a los que se
propugnan. Estos planteamiento que se desarrollan de forma detallada y
conforman la teoría social, son expuestos de forma abreviada en su Manifiesto,
donde se analiza la situación actual y se establece un esquema de la misma y de
sus errores sistémicos, así como de los grandes ejes o palancas de transformación.
No es un modelo de derechas ni de izquierdas ni populista sino un modelo que
pretende alcanzar una sociedad socialmente higiénica, sin resistencias.
4º Pero las propuestas de partida van más allá, y van más allá porque la
funcionalidad final no es una cuestión abstracta ni banal, es decir, que
implica o se sustentan de las aceptaciones concretas esbozadas al inicio de
esta ponencia, y otras que tendrán que ser puestas de relieve conforme se vaya
ahondando en el marco teórico. Se trata
de proponer y aceptar un nuevo conjunto de acotaciones que son en realidad
un conjunto de definiciones de lo que pretendemos o queremos ser o un conjunto de principios desde los
que queremos partir, esto es, marcar un camino. Sobre las primeras, tenemos que:
A) Aceptar la transformación de la sociedad como el fin prioritario
y la de la Constitución
como un simple medio al que se podrá acceder de forma total o parcial en virtud
de las necesidades.
B) Hacer dejación de los esquemas citados, uno a uno: lo que pretendemos
como sociedad supera con creces todos los esquemas nacidos de nuestra memoria,
de nuestros rencores, de los anhelos del pasado, de nuestra coyuntura, de
nuestra ignorancia, etc.
C) Iniciar un cambio cultural de esta sociedad a través de nuestro
propio cambio cultural como individuos, esto es, nuestro cambio personal,
superando definitivamente ese sentimiento pernicioso que hace que haya dos
tipos de personas, para entender que fundamentalmente hay dos tipos de
circunstancias, las que nos implican (y nos dejan dentro) y las que nos
complican (y nos dejan fuera). No se trata de ganar la lucha de clases, se
trata de superarla.
D) Supeditar la sustitución de los viejos esquemas económicos y
sociales a la elaboración de otros nuevos confiables.
E) Etc.
5º Respecto al punto 3 de la
convocatoria, actualmente la web se presenta como un recurso propagandístico
grandilocuente y un coto reservado. La web (junto al Facebook) debe ser un
diario de trabajo y desarrollo: convocatorias, resoluciones, iniciativas,
estado, foro de debate sobre las cuestiones sobre las que queramos
determinarnos, etc. al que pueda acceder todo el mundo, por lo que deben
clarificarse los sistemas de contacto, acceso, réplica, rectificación.
Sea a través de la web o mediante
otro mecanismos se tiene que establecer una estructura clara de participación y
de trabajo, y un conocimiento y trasparencia de la arquitectura del movimiento
social en general: quién está haciendo qué cosa, y cómo se avanza en las
diferentes líneas de trabajo.
Lo anterior, así dicho, no parece
muy diferente de lo que existe ya en las páginas web de algunos de los
diferente movimientos sociales, y no lo será si no se le da un plus de orden y
coherencia entre las pretensiones (la coherencia se la da el modelo social),
los trabajos que las acompañan, la exposición de los mismos, y la lectura de
los resultados finales, esto es, una perspectiva clara de la situación inicial,
final, y de la metodología para llegar de una a otra.
6º Respecto al punto 4, solo
indicar que estableciendo esa columna vertebral (teoría social) es mucho más
fácil (en realidad es indispensable) que otros grupos participen de esta forma
de pensamiento y de las acciones asociadas, como se recoge en toda la Teoría social desde su presentación.
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