Hay razones objetivas que hacen
disminuir el crecimiento y el desarrollo mediante el proceso descrito, y
razones subjetivas. Por encima de esto, hay unas tendencias naturales en un
sentido (el de la convergencia) y otras que tratan de contraponerse a las
primeras por puro instinto de conservación y oposición (sin hablar del afán de
lucro y otros).
Esta oposición se traduce en el
empeño de mantener la distancia entre polos o alejarlos, y esto, no pudiendo
actuar sobre el superior por estar en recesión, en llevar al polo inferior a
posiciones inferiores mediante diferentes procesos, entre los que cabe citar la
subcontratación, la adhesión del tercer mundo al nuestro (migraciones),
orientados todos ellos a establecer una referencia más baja.
Estos mecanismos dejan de ser daños colaterales del desarrollo para
convertirse en herramientas del subdesarrollo, esto es, dejan de ser efectos
para ser un fin en sí mismo y en prácticas habituales orquestadas desde el
liberalismo para quitarse de un plumazo no solo la carga coyuntural (de esta o
aquella crisis) sino toda la carga sistémica acumulada en decenios de
desarrollo, y, lo que es peor, presentadas como soluciones críticas.[SIGUE]