En la 6ª entrega seguimos tratando la lucha de
clases como expresión del principio de bipolaridad política, y su desarrollo o
evolución de acuerdo con el efecto transistor. Sobre esta base se presentan las
diferentes revoluciones sociales habidas a lo largo de la historia y sobre la
necesidad de modificar las relaciones de producción, lo que de otra forma no
son sino relaciones de propiedad (Marx). Aquí se hace un recuento y descripción
de esas grandes revoluciones sociales y se alcanza una confirmación de este
esquema o patrón de comportamiento, y de su evolución natural.[SIGUE]
El movimiento social actual necesita apoyarse en unos principios fundamentales sobre los que hacer su manifestación pública o declaración de intenciones, y conformar una teoría social en la que reconocerse. La Sociedad Inversa es la síntesis de esos principios (la inversión social y los principios de verdad), y el modelo de sociedad resultante de su aplicación y desarrollo.
BIENVENIDO
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lunes, 29 de octubre de 2012
sábado, 27 de octubre de 2012
Resumen de la 5ª entrega de la Teoría social
En la 5ª entrega tratamos los aspectos sociales de
la bipolaridad política, esto es, de qué manera se establece socialmente una
relación entre polos (que son relaciones de poder), cómo se presenta el poder
económico como poder, y cómo esta relación se altera mediante el concurso de un
polo intermedio, en lo que resulta ser la aplicación del efecto transistor a la
organización social, dando lugar al acercamiento o alejamiento de los grupos
sociales distantes y la modificación de las relaciones de propiedad en función
de las necesidades de producción, o, lo que es lo mismo, a la lucha de clases. Es la necesidad de modificar las relaciones de
producción la que permite variar las relaciones de propiedad o acercamiento
entre polos o estamentos distantes. Esto, económicamente, se produce mediante
el desarrollo de formas secundarias de producción, y políticamente, con el concurso
de un polo político intermedio emergente que apoyado en lo anterior hace buena y
necesaria una nueva forma de pensamiento que incluye una nueva forma de relación
social.[SIGUE]
lunes, 15 de octubre de 2012
Segunda comunicación transversal del 15-M
El esquema de sociedad se obtiene del desarrollo y la
transformación de un par de hábitos sociales que son verdaderamente perniciosos
(de los políticos y de la población en general), por lo que es aquí donde hay
que poner verdaderamente el empeño, según lo apuntado en el Manifiesto y lo desarrollado (o por
desarrollar) en los diferentes elementos teóricos. Ese será el trabajo.
La pervivencia y consolidación del movimiento social precisa
la adscripción e integración de los diferentes grupos a esta forma de
pensamiento, y de forma más general de las personas.
¿Por qué deben los
grupos y las personas adscribirse a esta forma? Porque la forma de
funcionamiento actual de los grupos no ha encontrado sus referencias y marcha
hacia ninguna parte, porque no tiene una lógica de funcionamiento ni objetivos
claros y concretos, y, en consecuencia, una capacidad suficiente de
convocatoria y/o acción efectiva y descontaminada.
Contaminar las ideas significa juntar las verdades con
anhelos, deseos, cargas ideológicas, etc., esto es, con otras cosas que no son
tan verdades. Contaminar es quedarnos sólo con nuestras verdades sin tomar en
consideración las verdades que se oponen a las primeras en una lucha de
opuestos, en un Ser o no Ser
Lo vamos a repetir una vez más, las razones que se esgrimen
no sólo tienen que servir a los que las promueven sino al resto de la sociedad,
y eso es imposible cuando la atención se dispersa o se equivoca el foco de
atención: nuestra clase política no es el problema ahora, y su sustitución/destitución,
tampoco; la Constitución
no es el problema ahora, y su sustitución, tampoco. No hablemos del sinnúmero
de frustraciones históricas. Aquí se está equivocando el foco de atención (esas
razones).
Aun partiendo de que esta clase política sea una negada, no
es el principal problema ni el prioritario, y sin embargo se está actuando como
si lo fuera, circunstancia que aprovecha (promueve) la oposición (corresponsable,
en verdad) para establecer un acoso y derribo del gobierno (15-S), y los radicales
(de izquierdas y de derechas) para establecer un acoso al sistema y dar rienda
suelta a su violencia (25-S); y eso no nos conviene (ni una cosa ni otra): sin
esa necesaria Deontología de la subversión, las
verdades parecen menos verdades a los ojos de la sociedad expectante y
necesitada de referencias claras e incuestionables.
Lo peor es que nos apartamos del problema y de la solución. Si
quitamos a esta clase política seguimos teniendo el problema que tenemos, que
es otro, si iniciamos un proceso constituyente, tenemos —como ya se ha expresado— el mismo
problema, porque el problema es otro.
Esto no quiere decir que no se pueda iniciar un proceso
constituyente y pedir responsabilidades políticas, quiere decir lo que ya se ha
dicho.
El problema es el inadmisible poder
político de los mercados (la capacidad de distorsionar la estructura social si
no se somete a otras sujeciones) y el agotado modelo de sociedad. El problema
es, de otra parte, la escasa voluntad política europea de aplicar esas
sujeciones, que, ya testadas, han demostrado ser suficientes.
Y si tan fácil es esto de salvar las economías… Si la solución existe y no se quiere aplicar quiere
decir que abiertamente se está jugando con los tiempos, con una finalidad.
El problema no es, por tanto, la Deuda , el problema es que se
está manipulando el precio del dinero para que nos resulte casi imposible
pagarla o lo hagamos con un gran coste económico y social, y pérdida de poder político. Esta sociedad
podría incluso asumir lo primero (lleva haciéndolo años), pero lo que no puede
tolerar es la alteración fraudulenta y sus consecuencias.
Las condiciones económicas las está planteando mal Europa y
las está asumiendo peor España. El auxilio económico no debe venir ligado al paquete
de medidas impuesto porque se crea una identidad perniciosa entre ambos.
Si
no hay auxilio, sube la prima de riesgo — si sube la prima de riesgo, las
medidas tomadas no son suficientes — si las medidas tomadas no son suficientes,
no hay auxilio.
Esta identidad sólo se puede romper o establecer en positivo
acordando un paquete de medidas insoslayable y una ayuda incondicional, y la
voluntad de modificar las medidas y la ayuda en función de las circunstancias.
El poder político local no tiene ningún as en la manga salvo la interminable negociación y el impúdico
sometimiento, y saca sus propias conclusiones de un debate ineludible. Nosotros
tampoco podemos eludir el debate en lo que debería ser nuestro Primer emponderamiento político, y
sacar las nuestras.
Desde aquí creemos en otro tipo de medidas, en unas que
supongan la alteración de esas dos dinámicas (la económica y la social) y nos
lleve Hacia un nuevo orden social, que supere
los viejos conceptos de distribución capitalistas y socialistas (ahí está la
clave), pero, entre tanto, entendemos necesario dirigirnos al verdadero poder
político para exigir que adopte las medidas que ciertamente puede adoptar, y no
adopta por especular y manejar otro tipo de intereses.
Parece, por tanto, que nos toca a la masa social romper con
esa identidad perniciosa y obligar al poder político (el europeo) a cambiar la
estrategia que nos está asfixiando, mostrando que no nos importan las
consecuencias (aunque nos importe), y exigir con desparpajo —si no se toman las
medidas— el fin de esta relación desigual: no cuando ya no quede más remedio
sino ahora, por libre elección, por simple desencanto de lo que supone Europa,
de cómo entiende el compromiso, las propuestas y la idea de un futuro común.
Proponemos, en consecuencia, y así hemos querido hacerlo
saber a la II Asamblea Estatal
Constituyente, rodear el Parlamento
europeo o la Unión
Europea , ya sea de forma real o virtual, alentando a
que todo aquel parlamentario, todo aquel comisionado que entienda que se está
ejerciendo un poder desleal y contrario a los intereses generales, lo ponga de
manifiesto y lo haga público, dejando el cargo y/o poniendo su Acta de
Diputado a disposición de su partido, o que incluso sea el partido, asumiendo
el compromiso, el que abandone el parlamento (su función) en tanto no se
promuevan y adopten de forma clara y urgente las medidas ya expresadas. Esto
mismo ya se ha referido a nivel Estatal respecto al papel a-deontológico de la
oposición y su forma de desenvolverse: la oposición puede
negar el sistema o hacer una huelga o una sentada en representación de los
millones de personas a las que representan, que se ven castigadas y que no tienen otra voz: no
debe secundar la protesta, debe liderarla (así es como históricamente ha
prosperado toda Ilustración). Puede hacer esto o callarse.
Esta proposición es seria, es contundente.
¿Por qué deben los
grupos y las personas adscribirse a esta forma? Hay que adscribirse a esta
forma porque es la única manera de optar a un sistema social creíble y
alcanzable sin romper éste, porque es la única manera de realizar
transformaciones paso a paso en la dirección marcada. Esta adscripción se puede
hacer de varias formas.
Las personas que compartan este pensamiento pueden
distribuirlo a sus contactos y hacerlo saber a sus respectivas organizaciones
para establecer un debate interno y crear un verdadero estado de opinión sobre
este particular (#lasociedadinversa), que no es
otro que la necesidad de establecer un cambio de orientación, concepción y
percepción de lo que es la sociedad: tenemos que superar este sistema,
superando ciertas ataduras, esto es, ciertos mecanismos socio-económicos que
nos empobrecen, pero también superando cierto maniqueísmo y lenguaje manido. Sabemos
que las ideas no florecen porque están sometidas a la disciplina de los viejos
esquemas: eso hay que romperlo, hay que exigir respuestas del siglo XXI para
los problemas del siglo XXI.
Las organizaciones pueden ser sensibles a ese estado de
opinión o crearlo por iniciativa propia y utilizar sus infraestructuras, sus
listas de distribución, y otros medios, para
hacer todo esto suyo, es decir, hacerse cargo del planteamiento y dar
los pasos pertinentes que deriven en la posibilidad de diseñar, estructurar y
priorizar las demandas de acuerdo a su importancia y de acuerdo a su
correspondencia con un modelo teórico social nuevo que necesariamente debe ser
incluido en su espectro de interés si quieren optar a la pervivencia y a una
verdadera transformación social.
Desde aquí se lanza un guante a las organizaciones. Son las organizaciones las que deben entender la importancia
del modelo y de la propuesta planteada, y activar una convocatoria en la que se
le dé forma y se promueva, se diseñe y obligue el compromiso político.
Todos, grupos y personas,
pueden comentar y establecer un contacto para ese
fin o para la comunicación de iniciativas. Desde esta página estaremos atentos
a la repercusión y la posibilidad de ejercer alguna función en este contexto y
la de introducir esta perspectiva en alguna de las convocatorias ordinarias.
jueves, 11 de octubre de 2012
Segunda Asamblea Constituyente
(mail a la Asamblea)
Dada la imposibilidad de participar físicamente en la “II Asamblea Estatal Ciudadana Constituyente” prevista para el día 13 de Octubre, quiero expresar mi parecer sobre dos cuestiones esenciales, que ya se viene expresando en lasociedainversa.com, y trasladarlas por boca de la mesa ala Asamblea.
Dada la imposibilidad de participar físicamente en la “II Asamblea Estatal Ciudadana Constituyente” prevista para el día 13 de Octubre, quiero expresar mi parecer sobre dos cuestiones esenciales, que ya se viene expresando en lasociedainversa.com, y trasladarlas por boca de la mesa a
En primer lugar creo
imprescindible priorizar las acciones y los esfuerzos en lo que parece crucial
para el momento social. Entiendo que esa prioridad no está ahora en lo que da
sentido a esta reunión sino en el estado de precaridad actual y el que se
avecina. En consecuencia, la prioridad está en articular algún tipo de acción
única y conjunta. La forma de esta acción está descrita en la propia página
citada y parte de una premisa o de una realidad: el problema esencial es la
Deuda y en segundo término la dejación del poder político europeo, plasmado en
la no aplicación de las medidas que han demostrado ya ser efectivas para
sujeción o control de la especulación.
Dicho más claramente, el problema
es la Deuda y a quien tenemos que dirigirnos es al poder político europeo dado
que el otro se muestra como mero títere; y como tal lo tratamos y lo obviamos.
Esto nos da que el Parlamento que
tenemos que rodear, real o virtualmente, es el europeo, debiendo ser ésta la
consigna, que muy bien podría instrumentalizarse desde aquí. ESA ES MI
PROPUESTA A LA ASAMBLEA.
La propuesta, como se puede
observar es menos agresiva a la puesta en marcha como “No debemos, no pagamos”
y contrariamente a ésta no quiere romper las reglas de juego, sólo dominarlas: no
se anula la función política, se obliga a ejercerla.
Hago hincapié aquí en la
necesidad de no contaminar esta acción con otras que aunque legítimas deben
quedar a un lado para que quede claro de una vez por todas qué es lo que no
permitimos como sociedad, dado que eso que no permitimos debe ser, en primera
instancia, una sola cosa.
-------------------
La segunda cuestión radica en algo
que ya expresé en el encuentro de Cádiz, que se puso de relieve allí, y sobre
lo que quiero ahondar por entenderlo esencial para el buen funcionamiento de
las asambleas. Allí se puso de manifiesto que había un colectivo que venía con
los papeles bien escritos y otro formado por personas que si bien pudieron
expresar sus opiniones en tres minutos, dichas opiniones finalmente no tuvieron
más objeto puesto que no hubo un debate mínimo de las cuestiones expuestas por
el orador, algunas previas o esenciales a la razón de ser y el fundamento de la
asamblea, esto es, al establecimiento de los principios de los que parte.
A mi modo de ver esos principios
fueron establecidos por parte de la asamblea y esa parte ignoró a la otra, por
lo que se precisaría reformular todo esto y establecer un libre acceso a la
organización y a los medios, entre los que cito la propia Web Constituyente que
de este modo se presenta como un coto reservado.
Primer emponderamiento político
Buscando un símil bastante doméstico, podemos decir que nuestro sistema social es un ordenador con el Hw estropeado (requisitos mínimos en la arquitectura económica que permitan un funcionamiento estable), el Sw deficiente (marcos jurídicos y políticos), manipulado por un operador torpe (clase política). Parece claro que primero hay que cambiar lo primero, luego mejorar lo segundo, para finalmente reemplazar si es posible lo tercero, y que el Sw solo no puede mejorar el rendimiento del Hw si éste está fatalmente deteriorado (cuestión que hay que determinar).
Empecemos pues con lo primero. La idea es simple. No nos
gusta la realidad, pues cambiémosla, pero hagámoslo como únicamente se puede
cambiar la realidad. No es una cuestión de ser duros o aguerridos, es cuestión
de ser inteligentes, de desarrollar una inteligencia social o, lo que es igual,
de establecer una pedagogía de la subversión o
aprendizaje de la estrategia que la hace posible. Esa idea simple tiene que
estar amparada por el sentido común y esto sólo se logra cuando lo que se
persigue es necesario, posible, y no está contaminado de otras cuestiones
(memeces) o cosas inservibles y contraproducentes.
Como se puede advertir, esto exige un estudio serio de
nuestras posibilidades. En efecto, hay cuestiones que no podemos cambiar aunque
queramos, ni nadie puede, porque su sustitución exige un cierto orden de
intercambio una cierta metodología, y esto porque la propia arquitectura lo
impide (la realidad). El devenir histórico es la historia de la concreción de
las cosas posibles. Los sistemas físicos como los sistemas sociales, como un
mecano, se montan en un orden o secuencia clara de hechos, eventos o movimientos,
y se desmontan en otro (el inverso). Alterar ese orden es romper el mecanismo.
De otra parte, hay otras cuestiones sujetas a la decisión
política o determinación entre derechos o males de diferente orden (males y
males peores). Ser capaces de decir lo que queremos es ser capaces de decidir
sobre estas cuestiones.
No ser consciente de estas dos cuestiones o no contemplarlas
en el análisis es vivir en otro mundo. El
sistema representativo puede ser erróneo porque puede ser interesado, pero la
decisión directa puede ser igualmente interesada y, además, insensata, toda la
insensatez que puede desprenderse del desconocimiento de las cosas (la
ignorancia es atrevida).
Sustituir el poder político es quitar el vigente para poner
otro que tome las decisiones del anterior con algún (otro) fundamento o con un
mandato: tenemos que dar ese fundamento o ese mandato. Esa es la decisión que
tenemos que tomar (si somos capaces) y es la que en cierto sentido tomamos
aunque de forma indefinida cuando salimos a la calle. La cuestión es que
tenemos que salir a la calle con la decisión tomada y no con un criterio
dispar, ambiguo, indefinido, y para eso hay que tomarla. Vamos a tomarla.
¿Sobre qué cuestión? Como dijimos sobre lo primero expuesto,
que se concreta en la Deuda, esto es, en el problema financiero que nos está
arruinando.
El dilema es pagar o no pagar; y sus consecuencias. Nos
estamos centrando en el problema, y la cuestión es resolverlo, establecer los
imperativos sociales pertinentes, y acabar con esta angustia social estúpida. Vamos
a ello.
Si el pago de la Deuda está ocasionando este destrozo sólo
caben tres opciones: someternos y pagarla, intentando alcanzar mediante
presiones políticas posiciones financieras más razonables y asequibles; no
someternos y no pagarla en tanto no cambien dichas posiciones financieras,
intentando establecer mediante presiones sociales un cambio real y una acción
efectiva de las acciones y posibilidades políticas de la Unión Europea ; no someternos y
no pagarla, sin paliativos, esto es, negarnos a pagarla por
entender que la sociedad no es responsable y no se puede hacer solidaria con
ese cargo.
La primera (mismo Hw local-la placa base) deja el sistema a
su suerte, a lo que quiera evolucionar y cómo (a un nuevo equilibrio o al
desequilibrio final). La segunda equivale a un “Rodea el Parlamento
europeo”, es decir, a dirigir la presión social hacia los que verdaderamente
tienen la acción política (sobre el Hw europeo que no está irremisiblemente
dañado). La tercera es cambiar un marco económico por otro, (un Hw local por
otro) lo que supone quedar en suspenso durante el intercambio y esperar que los
programas se adapten al él.
Es decir, que frente a la posibilidad de aventurarnos a
poder pagar o no la deuda, con todos los sacrificios que supone, está la de
deshacernos de los 30 mil millones de euros de gastos de financiación (3.5% del
PIB) con dos diferente perspectivas, una la de forzar la transformación del
marco político europeo (aplicación rápida de las medidas que sabemos que sirven)
con la amenaza real de irnos del Euro, y otra con la ejecución real de esa
amenaza o la salida forzada, con todas las repercusiones económicas asociadas,
decremento de PIB (seguramente superior a ese 3.5%) y descrédito.
martes, 9 de octubre de 2012
Deontología de la subversión
Se nos acumula el trabajo. No sé sí ir del 15-S al 7-O,
pasando por el 25-S, o al revés. Se están iniciando diversos procesos que está
poniendo en cuestionamiento la legitimidad del Estado constituyente actual y
que da, por tanto, por descontada la legitimidad de un proceso constituyente o
de cualquier proceso de subversión y rebelión. Incluso el Juez Pedraz lo dice:
…, exigir un proceso de destitución y ruptura
del régimen vigente, mediante la dimisión del Gobierno en pleno, disolución
de las Cortes y de la
Jefatura del Estado, abolición de la actual Constitución
e iniciar un proceso de constitución de un nuevo sistema de organización
política, económica o social en modo alguno puede ser constitutivo de
delito, ya no solo porque no existe tal delito en nuestra legislación penal,
sino porque de existir atentaría claramente al derecho fundamental de
libertad de expresión, pues hay que convenir que no cabe prohibir el elogio
o la defensa de ideas o doctrinas, por más que éstas se alejen o incluso pongan
en cuestión el marco constitucional, ni, menos aún, de prohibir la expresión
de opiniones subjetivas sobre acontecimientos históricos o de actualidad
Al Auto del juez le falta algo más para no ser objetable,
porque el fascismo también es una ideología o una idea de sociedad sobre la que
no cabe el elogio, y el alzamiento militar también es una rebelión que puede
nacer de la exigencia de la que habla.
Lo fundamental no es que haya que decir algo más porque lo
dicho incluya estos casos particulares, la cuestión es que todos los casos
ideologizados se convierten en casos particulares desde alguna perspectiva y
que, por ende, pueda quedar en entredicho cualquier acción.
¿Esto quiere decir que no se pueda ejercer esa acción?
Evidentemente, no. Quiere decir lo que ya se ha dicho, que la fuente, el motor
no puede ser sólo la necesidad o el elogio de ideologías y doctrinas sino que
tiene que residir en alguna cuestión más fundamental o primaria, y darle a la acción
un canon de importancia.
Un proceso constituyente tiene que ser anterior a cualquier
ley, a cualquier ideología porque tiene que ser la expresión social de un punto
de partida, y los puntos de partida —en tanto que nos implica a todos y tienen
casar a todas las ideologías— no pueden por menos que abandonar ideologías y
partir de lo común, de lo que no es ideología (principios).
Supongamos que como minoría somos capaces de promover ese
proceso constituyente y que tenemos que poner en común —puesto que el proceso
es de todos— pareceres dispares, entre los que podemos citar la propia oposición
a dicho proceso (la necesidad del mismo). En virtud de lo anterior, cabe
preguntar si esa minoría está legitimada a presentar, por qué y hasta cuando,
algo distinto a lo que de hecho respalda (aunque sea con su silencio) esa
mayoría silenciosa.
La respuesta es que sí, y no porque sea una ideología o una
idea distinta sino, simplemente porque ésta está desconsiderada por la mayoría,
esto es, porque es la única forma que tienen dichas minorías de elevar
propuestas. ¿Hasta cuando? Hasta que, después de un periodo razonable, entre en
la consideración de esa mayoría y tenga la oportunidad de ser aceptado o
descartado finalmente.
Esa es la esencia de la democracia, la que se persigue, no
ya tanto que todos podamos ejercer un voto directo o no sobre cada una de las
propuestas o éstas sean gestionadas de forma representativa (sobre lo que
podemos discutir), como en la posibilidad de elevar propuestas de las minorías
y, llevado a extremo, las individuales o particulares con la sola condición de
estar bien formuladas o lo suficientemente formuladas como para que alguien más
capaz establezca una formulación final, esto es, en la posibilidad de someter a
juicio lo que el sistema como tal no contempla o desconsidera (el fascismo en
este caso ya ha sido sometido a juicio, esa es la diferencia, lo que le falta a
Pedraz)
El proceso debe estar totalmente desideologizado, y no sólo
no lo está sino que está dirigido por individuos que en todo momento están
alerta a cualquier indicio de convulsión social (los generales de la
revolución) para poner su maquinaria a trabajar y revitalizar así sus
oportunidades o proyectos sociales caducos (que ya han sido sometidos al juicio
social y desechados).
Esto es lo que verdaderamente desvirtúa los movimientos
sociales, la inclusión de propuestas abandonadas o imposibles, o abandonadas
por imposibles.
Este movimiento social tiene que ser de izquierdas en el
sentido de ser promotores de puntos de inflexión (casi rupturistas), pero nada
más, esto es, no puede ser de izquierdas en el resto de los sentidos de
entender la izquierda porque esos sentidos no hacen nada más que dividir y
separar, crear susceptibilidades y objeciones, o incluso grandes reparos en
virtud de la experiencia histórica y de lo fácilmente que la euforia se vuelve
desenfreno y de cómo después de la revuelta sólo quedan erguidos los generales
sobre el campo yermo; o simplemente del posicionamiento personal y legítimo.
La cuestión es determinar cuántos de los que están “en pie”
son de un tipo o de otro, y si 40 o 50 mil son un número suficiente para formar
una identidad genuina, dado que está nutrida del sector mencionado y de otro
sector que juega con dos barajas, la de las urnas cuando ganan y la de la
revuelta cuando no.
Esto nos lleva a que si el partido de la oposición y
sindicatos son contrarios al estado actual tendrían que dejar sus actas de
diputados y sus prerrogativas y ponerse al lado de la subversión a ras de
suelo, y no desde una posición de ventaja, y dejar patente que lo que se hace
obedece a una sola intención, o ponerse (y poner su aparato) claramente al
servicio de esa proclama social, que en ningún momento fue la suya (tiempo
tuvieron para hacerla).
Hay que dejar a un lado determinadas consignas y mostrar a
propios y extraños que lo que se hace se hace por un único fin, que no puede
ser otro que “iniciar un proceso de constitución de un nuevo sistema de
organización política, económica o social” pero que si bien “no cabe prohibir
el elogio o la defensa de ideas o doctrinas” no es menos cierto que éstos
deben ser separados de las demandas fundamentales y puestas en tercer plano.
Si con esa sola y única intención solo estamos cuatro, mala
suerte, pero mejor esto que vernos empujados a una lucha que en el fondo no es
nuestra lucha, o a una nueva batalla fraticida o sin solución.
Hay quien no mira esto y sólo mira dar por bueno cualquier
espaldarazo, llenar las plazas y hacer ruido aunque el ruido lo hagan los fascistas,
pero ya se ve que en realidad no trae cuenta y que no hay que dar oportunidad
de desviar la atención y no perderla para dar un mensaje claro a la sociedad,
cosa que no se ha hecho (a las preguntas de los reporteros se balbucea), porque
no se tiene…, porque no se ha logrado consensuar…, porque no se sabe de las
prioridades…, porque no se sabe de lo posible…, porque no se tiene una teoría
social…, etc. etc. etc.
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